martes, 1 de febrero de 2011

“El Fin del Arte” de Arthur Danto.

Según Danto, el Arte ha muerto. Los movimientos actuales no reflejan vitalidad, nada pertenece a su propio  tiempo como la incursión de una época en su futuro, y se pregunta si el Art tiene futuro, intentando responder de dos maneras, atendiendo a la especulación del futuro en el Arte y mediante las características del Arte venidero.
Nos habla de que para conocer una obra de arte, debemos conocer la época de su ejecución, puesto que dice que imaginamos sólo por aquellas cosas que ya conocemos.
Danto afirma que Arte e Historia se bifurcan, dando a entender de que el Arte se fragmenta. Mantiene la idea de que el Arte no es progresivo ni evolutivo, ya que se centra en lo conocido.
Existen tres modelos históricos artísticos:
1.      Mímesis.
2.      Las experiencias y otras formas del Arte.
3.      El modelo final, que indica si será aplicable el Arte, remitiendo tanto al concepto de Arte, como a si se está llegando  a su fin.
También nos habla del futuro del Arte a partir del progreso representativo y que sería posible hablar del fin del Arte, al menos como  disciplina progresiva.
Mediante el descubrimiento cinematográfico, se empieza a decir que los artistas expresan más que representan. Y al decir esto, sería necesario saber si en algunas obras existía una carencia técnica, o si efectivamente eran expresivas.
Para Danto, el éxito de la teoría expresiva, fue el de saber explicar el arte de forma uniforme, pero su fracaso fue la utilización de un solo modo para explicarlo todo.
Hoy día la división entre objeto y sujeto en el mundo del Arte ha desaparecido, ha llegado la era en la que todo vale, aunque afirma que el Arte siempre tendrá un papel que desempeñar si los artistas lo desean.  Argumenta, que su libertad acaba en su propia realización.
En concreto, para Danto, el fin del Arte llega en el momento en que no es posible distinguir una obra de Arte de un objeto cotidiano. No es, entonces el ojo el que disipa qué es Arte o no. Danto defiende que una obra de Arte, en principio, y a diferencia de un objeto ordinario, se refiere a algo, y por tanto, tiene un contenido o un significado, y además para que algo sea una obra de Arte, tiene que encarnar su significado, tiene que portarlo y mostrarlo.
Se trata de una clave, por tanto para discriminar el Arte de lo que no lo es, reside en saber si un objeto tiene sentido, y si lo tiene, de dónde lo coge. Detectar esto no es una tarea fácil. De hecho es la tarea de los críticos de Arte. El carácter artístico de la obra lo establece la crítica en cada momento, por tanto es aleatorio, y no la obra misma.
Hacer críticas consiste en hacer ver los significados que articulan los sentidos de las obras de Arte, trazar los lazos actuales o posibles con otras obras, y con el mundo en el que han sido generados, y al que están dirigidas.
Los artistas ya no se sitúan en un dialogo con las obras de Arte, sino que amplían los temas hasta el infinito, incluyendo cuestiones sociales, culturales o identitarias.
En mi opinión, la sociedad es la responsable de que decide lo que es Arte y lo que no, sobrepasando a los propios Artistas. No comparto la idea de que el Arte finalice en su realización, puesto que es impalpable. Arte e historia no pueden separarse.

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